martes, 5 de marzo de 2013

MI PRIMER DÍA

Ayer por fín me enfrenté a uno de los mayores temores que me había planteado durante este curso: comenzar la rotación en la UCI.

Sé que no debería tener miedo por haacer las prácticas en este servicio, ya que no dejo de ser alumna y estoy ahí para aprender, no se me va a a exigir nada que no pueda hacer. Pero siento que es un servicio que requiere gran cantidad de conocimientos teóricos y prácticos que temo no alcanzar durante las semanas que dura el rotatorio. 

Al llegar nos ha recibido, a mi compañera y a mí, nuestra tutora vinculada de la universidad, la cual nos ha explicado qué vamos a hacer durante este rotatorio, qué se espera de nosostras y cómo llevarlo a cabo. Sé que se trata de un rotatorio increíblemente exigente y creo que mi vida se va a reducir a estas prácticas (con sus trabajos correspondientes como son la resolución de casos y el blog) y a intentar ir avanzando el TFG (trabajo de fin de grado), pero espero que al final merezca la pena y poder sacar una experiencia positiva de ello.

La tutora vinculada a la universidad me presentó a mi tutora de las prácticas, una enfermera que trabaja en la UCI de tardes y noches. La verdad es que la llegada ha sido un poco caótica, ya que he recibido una cantidad enorme de información en muy poco tiempo, pero estoy contenta porque he coincidido con una enfermera muy competente y con muchísimos conocimientos, por lo que espero aprender de ella todo lo posible.
Cuando he llegado iba con algo de retraso, por lo que no hemos podido pararnos a saber qué era exactamente lo que tenían nuestros pacientes, pero he ido haciéndome una idea según el parataje y los cuidados de cada uno.

Me ha llamado mucho la atención la paciente del BOX 1: Es una paciente con soporte respiratorio, estable y consciente. La enfermera me ha contado que ha tenido un herpes facial muy florido y que lo está pasando realmente mal por ello. Sufre dolores muy fuertes en la zona parietal izquierda y se agita mucho.

* Sanz Pozo B., Quintana Gómez J. L., Martín González I.. Manejo del
   episodio agudo de herpes zoster y la neuralgia post-herpética.
   Medifam  [revista en la Internet]. 2002  Mar [citado  2013  Mar  05] ; 
   12(3): 27-39. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-57682002000300002&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4321/S1131-57682002000300002.

* Pérez Pérez Odalys, Núñez Novales Lissette, Machín Martínez
   Gladys, Hernández Cantillo Juana. Incidencia del herpes zoster en un
   hospital provincial. Rev Cubana Enfermer  [revista en la Internet].
   2003  Dic [citado  2013  Mar  05] ;  19(3): . Disponible en:
   http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192003000300004&lng=es

Tras buscar esta información he sabido que el herpes causa un dolor profundo en la persona que lo sufre, y que a pesar de ser más típico en hombres a partir de los 45 años, se da también en personas cuya inmunidad se encuentra debilitada, como es el caso de está paciente por la situación en la que se encuentra.
El dolor es realmente fuerte, y se comprueba ya que la paciente está con tensiones estables, pero cuando se agita y se queja del dolor la tensión alcanza valores por encima de los 200 mmHg.

Es angustioso verla pasar por esos dolores agudos y punzantes que le dan cada x minutos sabiendo que no puedes hacer nada, ya que la analgesia que tiene para ello está ya pautada. De todos modos, se ha solucionado en parte pidiendo a farmacia unos parches de lidocaína que se colocan rodeando la zona afectada, y desde su colocación los arrebatos de dolor han estado mas espaciados.

A la hora de administrar la medicación se supone que lo primero que debemos pasar son los antibióticos, y después pasaríamos la analgesia. Vi que mi enfermera lo hacía al revés y e plantee el por qué, ¿acaso estaba equivocada?
Al preguntarle por qué lo hacía así me dijo que prefería que le hiciese efecto cuanto antes la analgesia y pasarle después, tranquilamente, los antibióticos. Entiendo que lo haga porque vemos a la paciente sufriendo mucho por el dolor y teniendo que atarle las manos, y no es agradable ni para ella ni para nosotras. A pesar, en este caso, de no seguir al pie de la letra lo estipulado a la hora de administrar medicación, estoy totalmente de acuerdo con hacerlo así.
También me llamó muchísimo la atención el cariño con el que la enfermera trataba a la paciente, ya que cada vez que le daba el dolor se colocaba a su lado, le daba la mano y le hablaba intentando consolarla hasta que se le pasaba (ya que no se puede hacer más que eso). El día de mañana espero ser así de ateta con mis pacientes y que se sientan bien cuidados.

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