martes, 12 de marzo de 2013

ESTRÉS

Ayer comencé mi segunda semana en la UCI.
Estaba algo tensa por si, al pasar el fin de semana, había perdido un poco la dinámica de trabajo ya que, llevando una sola semana, no he podido asimilar e integrar todo llo que se realiza. Todavía no he podido acostumbrarme a controlar bien el trabajo que se realiza, y aun que solo han sido dos días (sábado y domingo), estaba algo nerviosa por si olvidaba algo.



Al llegar a la planta para coger el parte me encontré con el personal revolucionado. Una de las pacientes se había quedado en asistolia y hubo que reanimarla.
Además, al darnos el parte nos contaron que la mayoría de los pacientes que  teníamos estaban bastante malos, y que íbamos a tener una tarde interesante.

Al ver tanto estrés y movimiento en la planta me agobié mucho y no sabía qué hacer. Nunca me he enfrentado a una situación tan límite como una parada cardiorreespiratoria, y no sé si sabría reaccionar ante algo así.
Es algo que siempre me ha dado miedo, no saber qué hacer cuando hay que correr, porque los pacientes no dejan de ser personas, seres humanos que merecen tener la mejor atención posible para conseguir salir de ese tipo de situaciones.

A pesar del pronóstico de tarde que teníamos el turno fue bastante tranquilo: Las dos pacientes que yo llevé tenían su problemática pero pasaron la tarde tranquilas, sin sobresaltos.
Pero en el último momento la mujer que se había parado por la mañana volvió a bajar a tensiones límite y hubo que pasarle volúmen a la vez que la enfermera que es mi tutora cargaba varias medicaciones del carro de  parada.

Yo me quedé con mi compañera en la puerta mirando qué se hacía en ese caso, pero lo cierto es que, quitando el intentar remontar la tensión pasándole volumen, del resto de cosas que se hicieron no nos enteramos de nada. Me agobia no saber cómo reaccionar ante una situación así por si el día de mañana me toca a mí vivirla.
Hoy intentaré sacar un huequecillo para preguntarle a mi tutora cómo reaccionar ante una situación así y qué fue lo que cargó.

Es duro pensar en qué servicio estamos porque, aun que es muy bonito conseguir que la gente salga adelante, también son personas muy críticas y no todas lo consiguen. Hay que tener mucha fuerza para no llevarte las cosas del hospital a casa, porque no es fácil pensar en los pacientes que tienes en la unidad.

De hecho, al llegar una de las enfermeras de la nohe y enterarse de lo que había pasado con la paciente que se paró por la mañana, y que en nuestro turno había tenido esa bajada de tensión, se agobió y empezó a llorar. Lleva poco tiempo trabajando en este servicio y contaba que esa noche anterior había soñado con esa muer.
El resto de personal le dijo que no pasaba nada, que todo el mundo había empezado en algún momento de nuevas y que a todos les había costado, que era normal sentirse así y lo que había que intentar era no llevarse el trabajo a casa. Que hay que intentar desconectar cuando sales del hospital porque si no te amargas, porque es un trabajo muy duro.

Yo estoy preocupada porque me siento como ella, me veo más preocupada por los pacientes incluso al salir del hospital, que desconectando y centrándome en mis cosas cuando acaba mi turno. Me da miedo no ser capaz de discernir y poder centrarme en las dos cosas: en el trabajo cuando estoy en el hospital, y en mi vida cuando salgo de allí.

He encontrado un blog ( http://www.hoymujer.com/Hoy/mujeres-hoy/contrareloj-diario-enfermera-662524012012.html ) en el que se cuenta el día a día de una enfermera de la UCI, con entrevistas a varias enfermeras del servicio,  una de ellas comenta:
" Aunque me he ido curtiendo con los años, no puedo evitar que me afecte. Por eso es tan importante aprender a desconectar, porque si te llevas el disgusto a casa, sufres mucho. Así que cuando tengo un mal día y estoy muy sobrepasada, me voy a pasear "

La conclusión a la que llego es que el trabajo en este tipo de unidad es duro, muy duro, pero también es necesario que haya profesionales que se dediquen a ello porque todo paciente se merece que se luche por él. Porque no solo hay momentos malos, también hay alegrías muy grandes cuando uno de los pacientes, gracias al trabajo de la planta, consigue salir adelante y subir a la planta.

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