viernes, 22 de marzo de 2013

JUVENTUD EN LA UCI

Siempre he pensado que ingresar en la UCI debe ser una experiencia muy traumática, sobre todo si estás consciente y orientado. Pero nunca me había planteado lo que debe suponer en una persona jóven.

Hace dos días llegó un ingreso de la urgencia: venía por un distrés respiratorio y estaba en el box doce. Cuando pregunté por la paciente me contaron que era una chica de quince años que no se sabía qué tenía.
Dejaron pasar a los padres porque la chica estaba muy inquieta y asustada, y quería que estuviesen con ella. Al irse nos dijeron que se había quedado dormida. Terminó mi turno y me fui a casa.
Al día siguiente, al llegar a coger el parte, vi que la chica estaba sedada, intubada y con muy mal aspecto. Se le han realizado pruebas de todo tipo y no se ha descubierto qué tiene, solo hay sospecha de Gripe A, por lo que también está en aislamiento.

Con este caso estoy bastante preocupada:

Al principio pensé en cómo debía sentirse la paciente al ingresar. Solo tiene quince años, y de ir a urgencias por no respirar bien a acabar en la Unidad de Cuidados Intensivos hay diferencia.
Por mucho que se diga que los chicos hoy crecen más deprisa y se hacen independientes antes, pienso en mí con quince años y no me imagino separada de mis padres en una situación así. Además, la UCI es una unidad en la que ingresa gente que está grave y necesita muchos cuidados, y saber que te han derivado ahí tiene que dar muchísimo miedo.

Es de lo más normal que la paciente estuviese inquieta y quisiera ver a sus padres. Ver que te meten en una habitación, que pasan varios enfermeros, médicos, que te hacen pruebas... es una situación muy estresante. Si yo me pusiera en su caso, estaría muerta de miedo pensando en qué es lo que tengo y cómo será de grave, en si me recuperaré y cuándo.

Al verla sedada e intubada al día siguiente me temí que el caso era más grave de lo que esperaba. Quizá por el simple hecho de verla tan joven imaginé que se la podría tratar estando consciente y sin necesidad de llegar a ese extremo, que tenía que ser fuerte.
Pudimos ver una radiografía de tórax que se le había hecho para valorar los pulmones, y la verdad es que estaban muy perjudicados.

Por último, nos dijeron que se le habían hecho todo tipo de pruebas y que no conseguían dar con la causa de los síntomas, pero que se barajaba una posible Gripe A. Como  no sabía demasiado sobre este tema, He investigado un poco y he encontrado una página de la OMS (Organización Mundial de la Salud,  http://www.who.int/csr/disease/swineflu/faq/es/index.html), en la que vienen las preguntas más frecuentes sobre la Gripe Aviar:


"La gripe por A es una infección respiratoria aguda y muy contagiosa de los cerdos, causada por alguno de los varios virus gripales de tipo A de esa especie. La morbilidad suele ser alta, y la mortalidad baja. El virus se transmite entre los cerdos a través de aerosoles, por contacto directo o indirecto, y a través de cerdos portadores asintomáticos. La incidencia es mayor en otoño e invierno en las zonas templadas. Muchos países vacunan sistemáticamente a sus cabañas de cerdos contra la gripe por A.
Estos animales pueden verse infectados asimismo por virus de la gripe aviar y por los virus gripales estacionales que afectan al hombre. Se cree que el virus porcino H3N2 procede del ser humano. A veces los cerdos se ven infectados simultáneamente por más de un tipo de virus, lo que permite a éstos intercambiar genes. El resultado puede ser un virus gripal con genes de diversa procedencia, lo que se llama un virus "reagrupado". Aunque los virus de la gripe porcina son normalmente específicos de esa especie, en ocasiones saltan la barrera interespecies y provocan la enfermedad en el hombre".  

En el ser humano, los síntomas son como los de la gripe estacional, por lo que es difícil diagnosticarla, porque se pasa por alto como si no fuese más que eso, una gripe estacional.
La Gripe A se transmite a las personas a través del contacto directo con cerdos infectados, o en algunos casos, entre personas de un grupo cerrado y con contacto estrecho.
Todavía no hay ninguna vacuna contra este tipo de gripe, pero si que hay algunos paises con antivíricos para la gripe estacional, que son efectivos en estos casos.


A mí, tras haber leído esta información, no me parece que esta niña tenga solo síntomas de una gripe estacional; si tiene fiebre, pero el distrés respiratorio no me lleva a pensar en una gripe estacional. De todas maneras me alegra saber que se hace todo lo posible por encontrar la causa, y que se hagan las pruebas de la Gripe A para descartarla también. Me gustaría que descubriesen cuanto antes qué es lo que tiene, porque ver a una paciente tan jóven en una situación tan crítica es muy dura.

También he pensado en la posición de la familia de la paciente: al salir a la zona de familiares la madre estaba llorando y el padre muy serio. Me imagino cómo debe ser la situación de tener a tu hija en la UCI y con la presión de no saber qué le ocurre. Tiene que ser horrible.

¿Qué se  le dice a unos padres con una niña de quince años ingresada en una UCI?
Lo cierto es que en este tipo de caso si que no sé cómo actuar porque me siento incapaz de hablar con esos padres. No sabría cómo hacerlo ni cuáles son las palabras más adecuadas para que esta experiencia sea lo menos dolorosa posible.
Tenemos un trabajo muy duro en este aspecto, sobre todo en un caso como este, en el que el paciente que atendemos es tan joven. Parece que la situación es mucho peor que en un adulto.

Ya hemos llegado a la Semana Santa y tenemos unos días de vacaciones, por lo que no podré seguir a esta paciente, pero espero que se consiga saber qué tiene y se recupere.

miércoles, 20 de marzo de 2013

CURIOSIDADES

Hoy la planta ha estado bastante complicada. Hay muchos pacientes en situación muy crítica o que no avanzan, y ha habido nuevos ingresos.


Hoy he llevado a una paciente que me ha llamado mucho la atención. Tiene una cantidad increíble de antecedentes personales muy complejos, entre ellos una esclerodermia.
Nunca había oído hablar de esta enfermedad y quería saber más, por lo que me he dedicado a buscar información sobre ella.

He encontrado una página ( www.esclerodermia.org ) en la que explica que la esclerodermia es una enfermedad muy rara llamada "enfermedad de la piel dura".
Esta enfermedad es de etiología desconocida, se considera autoinmune, es decir, una reacción del sistema inmunitario del cuerpo contra sus propias proteinas. Se cree que es de origen poligénico (que participan varios genes) y que hay posibles influencias ambientales.

Hay varios tipos de esclerodermia según el grado de afectación en la persona, y la peor es la esclerodermia sistémica. Se puede leer en la información sobre la enfermedad que "se caracteriza por desarrollo de FIBROSIS (tejido cicatricial) tanto en la piel como en algunos órganos internos (sistémica), especialmente los vasos sanguíneos, el corazón, los pulmones o los riñones".

Reflexionando sobre lo que he podido leer ( más extenso en la página), me he a gustiado bastante. Es una enfermedad complicada, sin tratamiento específico y muy incapacitante.
La piel empieza a volverse fina, frágil y conlleva incluso la pérdida de extremidades por la mala perfusión sanguínea. De hecho la paciente que yo he llevado ha perdido dos dedos en el pie por isquemia y otro en la mano.

Poniéndome en su lugar me resulta muy complejo ser capaz de vivir con esa enfermedad; viendo día a día cómo avanza y empiezas a perder movilidad, notas dolor en cuanto te tocan y, sobre todo, sabiendo que el desenlace de la enfermedad es la muerte. Al afectarse los órganos por fibrosis dejan de realizar bien su función, hasta que la afectación llega al grado de que el órgano no puede seguir forzándose y se de un fallo sistémico que no remonta.
Creo que las personas con este tipo de enfermedad deben sufrir mucho pero, a la vez, deben ser de las que más disfruten cada día y las más valientes, porque no saben cuándo su enfermedad puede avanzar de tal manera que el cuerpo comience a fallar y, aun así, siguen con su vida.

Espero que algún día se encuentre una solución para este tipo de patología y que se pueda invertir en ello. Hasta entonces, espero ser capaz de realizarle a este tipo de pacientes los mejores cuidados posibles para hacerles más llevadera su enfermedad y, sobre todo, ser capaz de darles el apoyo y comprensión que necesitan.

¿AISLADOS DEL MUNDO?

En la entrada anterior hablé un poco de la soledad que sienten los pacientes que ingresan en la UCI y de la importancia de que hablásemos de  vez en cuando con ellos para no sentirse así.

Hoy voy a hablar de algo parecido, de la soledad que sienten pero llevada al extremo: voy a hablar de los pacientes aislados.


 
Últimamente hay muchos pacientes aislados en la unidad, y la verdad es que significa un aumento de tiempo de atención bastante grande. La carga de trabajo aumenta, ya que el simple hecho de vestirte y desvestirte cada vez que entras a una habitación es muy cansado (sobre todo teniendo en cuenta que se entra como mucho cada hora  a constantear mínimo), además del gasto sanitario en material que conlleva.
Lo normal es pensar que al llegar a la unidad y ver tantos aislados, el personal se desanime por el trabajo que conllevan (a mí, personalmente, me da mucha pereza el vestirme y desvestirme cada vez que paso a ver a un aislado), en cambio no nos solemos parar a pensar en lo que supone el aislamiento para el propio paciente.

Durante estas semanas he escuchado a los pacientes quejarse de lo duro que es estar en la UCI porque no pueden hacer nada: no hay nada para entretenerse como una televisión, sus familiares solo tienen una hora por la mañana y otra hora por la tarde de visita... Y los pacientes se aburren.

Tiene que ser duro pasar el día entero prácticamente solo y sin nada que hacer. Que se  te junte el día con la noche y solo puedas dormir, pensar o cruzar un par de palabras con el personal sanitario cuando pasan a la habitación a constantear, asearte o cambiarte de postura(y eso solo en el caso de que seas un paciente que pueda hablar).

Si yo fuese paciente de la UCI estaría muy triste y apática porque odio estar sola, y me imagino que habrá mucha gente como yo. De todos modos no es estar solo completamente  porque ves al personal a través de los cristales, les escuchas hablar porque la puerta está abierta, pasan a la habitación a cuidarte...

Esta última semana me he planteado el caso de llevar esta sensación a otro nivel más alto:
Hay un paciente en la unidad que lleva ingresado unos 4 meses ya. La semana pasada se le aisló y el paciente cambió. Se puso muy triste y llegó a llorar por el aislamiento.

Este hombre me ha hecho pensar en lo que supone el aislamiento para el paciente.
En momento en que te aislan la soledad se multiplica, y me llama la atención porque, en realidad, lo único que cambia es que las habitaciones permanecen con la puerta cerrada. Siguen viéndonos igual detrás del cristal y seguimos trabajando igual con ellos, a pesar de que nos tenemos quue colocar mascarilla y bata.
Quizá lo que para nosotros es una simple puerta para los pacientes es todo un mundo, su vía de comunicación con los demás. Es la manera de ver que no estás solo, si no que escuchas al personal hablar, reirse... y no solo les observas detrás de un cristal, como si tu no pertenecieras a ese mundo. Además, el entrar a la habitación tan tapados debe ser raro para el paciente, como impersonal. Con la mascarilla no sabes quién te habla, y ver a gente así vestida debe ser incluso desagradable, y más sabiendo que se visten así porque algo te pasa.

Tras toda esta reflexión he llegado a la conclusión de que llevar un paciente aislado es una gran carga de trabajo pero no tanto por el hecho de vestirnos, desvestirnos... si no por el propio paciente. Porque la mayoría del trabajo lo tenemos con él, ya que hay que hacer especial hincapié en hablar con ellos y hacer que se sientan acompañados. Porque aun que son los que más carga de trabajo tienen, también son los que más nos necesitan.


jueves, 14 de marzo de 2013

ESCUCHANDO

Ayer fue una tarde tranquila, bueno, todo lo tranquila que se puede tener un turno en la UCI.

No hubo ningún problema ni ningún susto con el que correr, por lo que tuvimos algo más de tiempo para hacer cosas o para entrar a ver técnicas que todavía no habíamos visto, como la colocación de un tubo de tórax.

Lo del tubo de tórax lo comentaré más adelante en otro blog, pero el de hoy lo quiero dedicar a una de las pacientes que llevo.

Ya que tuvimos más tiempo, aproveché para acercarme al BOX3. En el hay una paciente que está consciente y orientada, por lo que se puede hablar con ella perfectamente.
En el parte que nos contaron los enfermeros de la mañana nos dijeron que había que retirarle la vía arterial, pero que no habían sido capaces porque la señora se quejaba de que el manguito de la tensión le apretaba muchísimo. Que prefería tenerla puesta y que la controlasemos así.
También nos dijeron que se le había pautado cama-sillón, pero que habían intentado levantarla y a los 10 minutos se quejó de sentir mareo y la  volvieron a tumbar en la cama.

Cuando me acerqué a constantear a la paciente me preguntó cómo la veía, si mejor o peor. Yo le pregunté cómo se encontraba ella, a lo que me contestó que se encontraba algo mejor.
Le dije que eso era todo lo que tenía que importarle, que si se encontraba mejor sería porque iba bien. Y aproveché para decirle que teníamos que intentar sentarla en el sillón un ratito a ver qué tal, a lo que puso mala cara y me dijo que no quería, que se mareaba y lo pasaba muy mal. Intenté hacerle cambiar de opinión porque creo que, si la sentamos y va con idea de que se va a encontrar mal y se va a marear, al final es lo que va a pasar.
Le dije que había que ir intentando sentarse cada día y ver hasta dónde va tolerándolo el cuerpo, que cada día sería un poquito más. Y que tenía que tener en cuenta también que cada día su cuerpo mejora, y que cada día estará más a gusto sentada sin tener problemas de mareo.
Finalmente la paciente me  dijo que tenía razón, que lo iba a intentar.

Cuando la sentamos nos quedamos un ratito con ella porque aprovechamos ese momento para quitarle la vía arterial y estuvimos hablando, así estaba entretenida.
Al terminar, nos fuimos al control y vi que ya quedaba poquito para que entrasen los familiares, así que me volví a la habitación a seguir hablando con la paciente hasta que entrasen a verla. Pensé que hablando y estando ocupada se acordaría menos del cansancio de estar sentada.

Me estuvo contando un montón de cosas sobre su familia: sus hijos, sus nietos, cómo la acompañaban todos los días y que en la planta siempre había alguien con ella, que nunca la dejaban sola. Cuando nos quisimos dar cuenta ya entraban los familiares, así que la deje con su familia, todavía sentada en el sillón durante una hora más.

Al irse nos pidió que la tumbásemos, que ya estaba algo cansada. Yo me sentí muy bien porque aguantó cerca de dos horas sin quejarse y sin mal estar.

He mirado algunas cosas que se han escrito sobre lo que se siente en la UCI y he encontrado el siguiente artículo:
*  Beltrán Salazar Óscar Alberto. La unidad de cuidado intensivo, un lugar para quedarse solo. Invest. educ. enferm  [serial on the Internet]. 2009  Mar [cited  2013  Mar  14] ;  27(1): 34-45. Available from: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-53072009000100003&lng=en.

Es un estudio sobre lo que sienten los pacientes en una Unidad de Cuidados Intensivos. Me fijé que de  lo que más les importa es la soledad que sienten en esta unidad; quizá creía que el propio estado de salud era lo que más tenían presente, y en realidad le dan mucha importancia a no tener con qien hablar.
El estar todo el día sin nada que hacer, sin nadie con quien hablar, escuchando ruidos raros de bombas y máquinas.
Poniéndome en su lugar creo que debe ser horrible sentirte tan aislado y el aburrimiento del día a día.



Por eso me he dado cuenta de lo importantes que podemos ser para los pacientes que están ingresados, que el simple hecho de hablar con ellos un poquito cuando vamos a constantear, o pasarnos cinco minutos que tengamos libres a preguntarles cómo se encuentran es lo que marca la diferencia, y ellos lo agradecen mucho.

Cuando me acerqué a tomar las constantes de última hora, la paciente estaba algo destapada en la zona de los hombros y fui a taparla. Me dio las gracias y me dijo: "Que Dios te lo pague". Para mí eso fue como la manera de agradecerme que ayer le dedicase esos ratos, que hablase con ella.

Ayer me fui muy contenta, y espero poder seguir ayudando a los pacientes a sentirse menos solos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

¿CUÁNDO PARAR?

Ayer fue un día raro:

Por un lado la tarde ha sido más o menos tranquila, en relación al trabajo con cada paciente y el estado general de la planta.
Pero por otro lado se ha dado una situación en la que no he podido dejar de pensar durante todo e turno, ya q ha sucedido a primera hora:

Desde hace dos días estaba ingresada una paciente de 61 años que acudió a la urgencia por mal estar general. Finalmente acabó ingresada en la UCI sedada, intubada y haciendo tensiones de 30/10 mmHg. Tenía puesta medicación vasoactiva para intentar regular su hipotensión, mientras se buscaba la causa de este cuadro.

Ayer escuché a una de las doctoras de la unidad decir que, con las pruebas realizadas a la paciente, se veía perfectamente que estaba mal, que no iba a mejorar.
De hecho, a última hora la paciente se hipotensó y al llamar a la doctora puso cara de " ¿ y qué hacemos? Si es normal". A pesar de ello se estabilizó a la paciente pasándole volumen.

Hoy, al llegar a la unidad, nos hemos encontrado con que la familia estaba en la habitación despidiéndose de la paciente. El turno de mañana nos ha contado que, volviendo a ver el scanner que se le realizó anteriormente, se veía perfectamente un aneurisma de aorta del 80%, exactamente el mismo scanner que se vio el dia anterior y del que se dijo que tenia un pequeño aneurisma del 10%, y que eso no era problemático.
El turno de mañana ha mantenido a la paciente con toda su medicación hasta que ha llegado el turno de tarde, momento en el que se ha retirado todo, excepto la sedación, para dejar que se fuese tranquila.

Lo que yo me planteo en esta situación es el por qué se ha seguido manteniendo a esta paciente con vida si no había opción. Entiendo que en situaciones límite se agote hasta el último cartucho, y que tenemos la posibilidad de salvar vidas gracias a las máquinas y avances tecnológicos de los que disponemos.
Pero contrariamente, veo una crueldad el mantener con tratamiento a alguien que sabes que no va a poder salir. Me parece que hay que buscar el límite entre salvar vidas y prolongar lo inevitable.

En el caso de esta mujer se sabía desde ayer que no tenía oportunidad de mejorar,  así que ¿ por qué se ha mantenido el tratamiento hasta hoy a las 3 o 4 de la tarde? ¿ en realidad tenía alguna posibilidad?

Encontré un artículo que, al leerlo, me dejó muy triste:
* Gálvez González María Antonia. La UCI y el "amor tecnológico". Index Enferm  [revista en la Internet]. 2008  Sep [citado  2013  Mar  13] ;  17(3): 214-216. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962008000300014&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962008000300014.

Habla sobre el caso de un paciente al que también se le mantuvo a través de las máquinas de la UCI, aun que ese caso es mucho más claro y visual.
Me hizo pensar y elegir este artículo un párrafo que decía:
" En la era de la tecnología hemos aprendido que somos superiores y que existe una solución técnica para cada problema. Ahora tenemos pendiente el duro trabajo de desaprender que no somos dioses y aprender que la tecnología también debería tener sus límites "
 
Lo que me llevo del día de ayer, sin duda, es aprender que el trabajo en la UCI no se limita a mejorar el estado de salud del paciente, si no a ayudar al paciente que no consigue continuar a irse de la mejor manera posible, y ayudar a las familias de esos pacientes.  Apoyarles y acompañarles.
Intentar hacer más llevadero ese momento.

martes, 12 de marzo de 2013

ESTRÉS

Ayer comencé mi segunda semana en la UCI.
Estaba algo tensa por si, al pasar el fin de semana, había perdido un poco la dinámica de trabajo ya que, llevando una sola semana, no he podido asimilar e integrar todo llo que se realiza. Todavía no he podido acostumbrarme a controlar bien el trabajo que se realiza, y aun que solo han sido dos días (sábado y domingo), estaba algo nerviosa por si olvidaba algo.



Al llegar a la planta para coger el parte me encontré con el personal revolucionado. Una de las pacientes se había quedado en asistolia y hubo que reanimarla.
Además, al darnos el parte nos contaron que la mayoría de los pacientes que  teníamos estaban bastante malos, y que íbamos a tener una tarde interesante.

Al ver tanto estrés y movimiento en la planta me agobié mucho y no sabía qué hacer. Nunca me he enfrentado a una situación tan límite como una parada cardiorreespiratoria, y no sé si sabría reaccionar ante algo así.
Es algo que siempre me ha dado miedo, no saber qué hacer cuando hay que correr, porque los pacientes no dejan de ser personas, seres humanos que merecen tener la mejor atención posible para conseguir salir de ese tipo de situaciones.

A pesar del pronóstico de tarde que teníamos el turno fue bastante tranquilo: Las dos pacientes que yo llevé tenían su problemática pero pasaron la tarde tranquilas, sin sobresaltos.
Pero en el último momento la mujer que se había parado por la mañana volvió a bajar a tensiones límite y hubo que pasarle volúmen a la vez que la enfermera que es mi tutora cargaba varias medicaciones del carro de  parada.

Yo me quedé con mi compañera en la puerta mirando qué se hacía en ese caso, pero lo cierto es que, quitando el intentar remontar la tensión pasándole volumen, del resto de cosas que se hicieron no nos enteramos de nada. Me agobia no saber cómo reaccionar ante una situación así por si el día de mañana me toca a mí vivirla.
Hoy intentaré sacar un huequecillo para preguntarle a mi tutora cómo reaccionar ante una situación así y qué fue lo que cargó.

Es duro pensar en qué servicio estamos porque, aun que es muy bonito conseguir que la gente salga adelante, también son personas muy críticas y no todas lo consiguen. Hay que tener mucha fuerza para no llevarte las cosas del hospital a casa, porque no es fácil pensar en los pacientes que tienes en la unidad.

De hecho, al llegar una de las enfermeras de la nohe y enterarse de lo que había pasado con la paciente que se paró por la mañana, y que en nuestro turno había tenido esa bajada de tensión, se agobió y empezó a llorar. Lleva poco tiempo trabajando en este servicio y contaba que esa noche anterior había soñado con esa muer.
El resto de personal le dijo que no pasaba nada, que todo el mundo había empezado en algún momento de nuevas y que a todos les había costado, que era normal sentirse así y lo que había que intentar era no llevarse el trabajo a casa. Que hay que intentar desconectar cuando sales del hospital porque si no te amargas, porque es un trabajo muy duro.

Yo estoy preocupada porque me siento como ella, me veo más preocupada por los pacientes incluso al salir del hospital, que desconectando y centrándome en mis cosas cuando acaba mi turno. Me da miedo no ser capaz de discernir y poder centrarme en las dos cosas: en el trabajo cuando estoy en el hospital, y en mi vida cuando salgo de allí.

He encontrado un blog ( http://www.hoymujer.com/Hoy/mujeres-hoy/contrareloj-diario-enfermera-662524012012.html ) en el que se cuenta el día a día de una enfermera de la UCI, con entrevistas a varias enfermeras del servicio,  una de ellas comenta:
" Aunque me he ido curtiendo con los años, no puedo evitar que me afecte. Por eso es tan importante aprender a desconectar, porque si te llevas el disgusto a casa, sufres mucho. Así que cuando tengo un mal día y estoy muy sobrepasada, me voy a pasear "

La conclusión a la que llego es que el trabajo en este tipo de unidad es duro, muy duro, pero también es necesario que haya profesionales que se dediquen a ello porque todo paciente se merece que se luche por él. Porque no solo hay momentos malos, también hay alegrías muy grandes cuando uno de los pacientes, gracias al trabajo de la planta, consigue salir adelante y subir a la planta.

jueves, 7 de marzo de 2013

¿MIEDO O VALENTÍA?

Ha sido un día duro.
Uno de los pacientes que he llevado es un chico jóven, que no llega a los 30 años, y está ingresado por un intento de suicidio. Se intoxicó por una ingesta elevada de un fármaco y, por lo que sabemos a través de la familia, no es la primera vez que lo hace.




En realidad a este paciente también le llevé ayer, pero hoy ha habido algo que me ha hecho irme de las prácticas sin poder pensar en otra cosa que no fuese él:
Durante la hora de la visita de las familias me he acercado un segundo a la habitación a tomarle las constantes, ya que se realiza cada hora, y apuntarlo en el registro.
Al entrar en la habitación me encontré con la madre del paciente. Estaba muy preocupada y me pregutó cómo se encontraba su hijo y si se iba a poner bien. Lloraba y no hacía más que repetir que no entendía por qué su hijo hacía eso, que ya era la segunda vez y que no sabía qué hacer.
Después entró su primo, preguntando también por su estado y queriendo quedarse con toda la información bien para poder transmitirla al resto de familiares.

Llegados a este punto empecé a pensar y a preguntarme a mí misma sobre qué es lo que puede hacer que este chico quiera morirse. Hay que partir del punto de que, este paciente, padece una enfermedad psiquiátrica, pero no se sabe cual. Reflexionando sobre ello se puede pensar que es esta enfermedad de base la que le impulsa a realizar estos actos autolíticos, pero fui más allá mientras le daba vueltas de camino a mi casa: en este caso concreto se podría pensar que un brote psiquiátrico es lo que le ha llevado a ingerir las pastillas. Pero, ¿y la cantidad de personas que intentan suicidarse sin esta causa?

Me hace pensar mucho este tipo de cuistión porque, por ejemplo en el caso de este paciente,  tiene una familia preocupada por él, con la que contar. La madre estaba realmente angustiada por su hijo, su primo también, este paciente no está solo. Y como él, hay mucha gente que intenta suicidarse (sin patología psiquiátrica que le lleve a hacerlo)  que también cuenta con un gran apoyo familiar.
Esto me hace plantearme qué motivos o qué situaciones son lo suficientemente fuertes para que sobrepasen a estas personas, y que prefieran desaparecer a enfrentarlo. Gente joven, como este chico, que tiene toda una vida por delante de oportunidades, sueños, disfrutar de su gente y su familia... y dejan todo eso de lado.

Empecé a buscar información para intentar entender un poco más qué es lo que lleva a las personas a realizar un intento de suicidio o a suicidarse, si lo consiguen. Encontré este artículo:

  * Pérez Barrero Sergio Andrés. El suicidio, comportamiento y prevención. Rev Cubana Med Gen Integr [revista en la Internet]. 1999 Abr [citado 2013 Mar 07] ; 15(2): 196-217. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21251999000200013&lng=es.

Me llamó la atención porque no solo te habla del suicidio en adultos, si no que refleja incluso los factores de riesgo de suicidio que aparecen en la niñez; cosas que se han podido vivir y no se han superado, o cosas que están viviendo en el momento actual y no consiguen sobrepasarlas (en el caso de suicidas muy jóvenes, adolescentes). Encontré los siguientes factores de riesgo:

  • Presenciar acontecimientos dolorosos (divorcio, separación, muerte de un ser querido).
  • Problemas con las relaciones paterno-filiales.
  • Problemas escolares.
  • Llamadas de atención de padres o maestros con carácter humillante.
  • Búsqueda de afecto y atención.
  • Agredir a otros.
  • Deseos de reunirse con un ser querido fallecido.

  • Planteándome cada uno de ellos me he dado cuenta de que son cosas que nos han podido pasar a cualquiera, y que probablemente durante nuestra vida, por desgracia, al memos una de ellas si las tengamos que vivir. Pero no por ello todo el mundo tiene ideas autolíticas, lo que me hace plantearme las grandes diferencias que hay entre las personas a la hora de afrontar una situación. Me hace plantearme la gran sensibilidad de algunas personas que son capaces de quitarse la vida por situaciones como estas porque les sobrepasan, porque realmente no pueden seguir adelante con ello.

    Es muy duro imaginar hasta qué punto una persona lo pasa mal como para llegar al extremo de quitarse la vida. Y de aquí sale el título de esta entrada del blog:
    Se puede pensar que el suicidarse es un acto de cobardía, de miedo, por no enfrentarte a la situación que se te plantea en tu vida. Pero por otro lado me pongo en el lugar de estas personas y, por muy mal que lo estuviese pasando, no me veo capaz de dar el paso a pegarme un tiro, o tirarme a las vias de un tren. Creo que hay que ser realmente valiente para apretar el gatillo, y aquí es dónde yo me pierdo en los pensamientos de un suicida, porque en realidad creo que hay que ser muy valiente para llegar a matarte (o a intentarlo), y saber que llegan a tener esa valentía me llama la atención, porque no entiendo por qué no la utilizan en su día a día para superar esa sitación que les sobrepasa. ¿Por qué esa valentía si sale a la hora de suicidarse y no cuando se enfrentan a la stuación que les hace dejar de tener ganas de vivir?

    Y aquí es dónde mi cabeza ya no reflexiona, ya no entiende. Pero seguiré intentando entenderlo.

    martes, 5 de marzo de 2013

    SABER MIRAR

    Hoy al llegar a las prácticas me he sentido igual de perdida o incluso más que ayer, ya que mi tutora no estaba y todavía no conozco al personal de la UCI, y no sabía con quién me tocaría estar.

    Tras escuchar en alto el parte de cada paciente, se han hecho las reparticiones entre las 5 enfermeras que están de tarde y, finalmente me han puesto con una de ellas. Parece una tontería pero el hecho de acoplarte a una persona nueva en un servicio nuevo, a pesar de haberlo hecho ya variaas veces durante otros rotatorios, me sigue causando muchísimo estrés y nerviosismo, por lo que he comenzado la tarde algo tensa.

    Durante la tarde la enfermera me ha estado preguntando por cada cosa que íbamos mirando o haciendo, y pidiéndome una justificación objetiva de cada una. Por un lado me sentía mal por si no sabía contestar  o justificar mis contestaciones, pero por otro me ha ayudado muchísimo a mirar las cosas desde una perspectiva más amplia. Me ha enseñádo a no fiarme solo de las máquinas, si no a plantearme el por qué de las cosas y de esa manera, ayudar mejor al paciente.

    Por ejemplo, me ha puesto un caso de un paciente al que voy a constantear y al que me encuentro saturando al 85%, preguntándome qué haría.
    Lo primero que le he dicho es que me llamaría la atención esa cifra y que me fijaría en el paciente: si se escuchan secreciones, si le noto agitado o cianótico... y después avisaría a mi enfermera.

    Ella me ha dicho que después de avisar a mi enfermera, me dice que aun  que sature al 85% ese valor no es fiable y el paciente está bien, pero que aun así yo me quedo con dudas y quiero comprobarlo.¿Cómo lo haría?

    Me he puesto a pensar cómo justificar la saturación de ese paciente para saber si realmente el monitor me marca mal la cifra y el paciente está bien o si satura a 85% y hay que ver qué pasa. Finalmente le he dicho que le haría una gasometría para asegurarme del valor objetivo de oxígeno que tiene mi paciente en sangre.

    Ella me dice que se le hace la gasometría y que sale que satura al 100%. ¿Qué hago?

    En este punto me he sentido muy perdida. Sabía que el paciente estaba bien porque la gasometría me sale perfecta y la enfermera me ha dicho que el valor del monitor no es fiable. Pero no entiendo por qué es así, por qué sé que la curva del pulsioxímetro no está bien y en realidad las secreciones que le escucho al paciente no me están provocando una disminución de la saturación, por lo que deba aspirarle.

    Entonces la enfermera me hace pensar en los valores que yo veo en el monitor en la curva de la saturación: no solo está el % al que satura el paciente, también veo la curva de saturación y veo el pulso (el pulsioxímetro toma la saturación y el pulso). Si me fijo, veo que las pulsaciones que me detecta el pulsioxímetro son totalmente diferentes a las que me salen de FC en el electrocardiograma del monitor.
    Si soy capaz de detectar esta diferencia, me daré cuenta de que el problema es que el pulsioxímetro no está captando bien, probablemente porque el paciente está algo agitado y puede que se haya movido. Por eso la saturación está descontrolada.


    Con todo este ejercicio de reflexión he aprendido que no podemos simplemente fiarnos de los números que aparecen en un monitor y alarmarnos a la mínima, ya que muchas veces el problema no es del paciente, si no del aparataje. Eso es lo que hay que saber en la UCI: discernir entre lo real y lo alterado, saber cuándo hay que alarmarse y cuándo no. Saber cuándo correr y cuándo es solo un fallo de conexión, y para eso hay que ser capaz de integrar una gran cantidad de conocimientos que espero alcanzar durante este rotatorio.

    *  Rodríguez Hernández lyemai. El paciente neuroquirúrgico grave: Actuación de enfermería. Enferm. glob.  [revista en la Internet]. 2011  Ene [citado  2013  Mar  06] ;  10(21): . Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-61412011000100012&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4321/S1695-61412011000100012.

    Buscando información sobre la monitorización en la UCI y su importancia, he encontrado el artículo citado arriba y, a pesar de no ser exactamente lo que buscaba, tiene una frase que resume totalmente lo que he aprendido el día de hoy y lo que espero que sea una de mis normas en mi TOP TEN a la hora de trabajar:

    "EN LA UCI NO HAY MEJOR MONITOR QUE LOS OJOS VIGILANTES DE LA ENFERMERA"

    MI PRIMER DÍA

    Ayer por fín me enfrenté a uno de los mayores temores que me había planteado durante este curso: comenzar la rotación en la UCI.

    Sé que no debería tener miedo por haacer las prácticas en este servicio, ya que no dejo de ser alumna y estoy ahí para aprender, no se me va a a exigir nada que no pueda hacer. Pero siento que es un servicio que requiere gran cantidad de conocimientos teóricos y prácticos que temo no alcanzar durante las semanas que dura el rotatorio. 

    Al llegar nos ha recibido, a mi compañera y a mí, nuestra tutora vinculada de la universidad, la cual nos ha explicado qué vamos a hacer durante este rotatorio, qué se espera de nosostras y cómo llevarlo a cabo. Sé que se trata de un rotatorio increíblemente exigente y creo que mi vida se va a reducir a estas prácticas (con sus trabajos correspondientes como son la resolución de casos y el blog) y a intentar ir avanzando el TFG (trabajo de fin de grado), pero espero que al final merezca la pena y poder sacar una experiencia positiva de ello.

    La tutora vinculada a la universidad me presentó a mi tutora de las prácticas, una enfermera que trabaja en la UCI de tardes y noches. La verdad es que la llegada ha sido un poco caótica, ya que he recibido una cantidad enorme de información en muy poco tiempo, pero estoy contenta porque he coincidido con una enfermera muy competente y con muchísimos conocimientos, por lo que espero aprender de ella todo lo posible.
    Cuando he llegado iba con algo de retraso, por lo que no hemos podido pararnos a saber qué era exactamente lo que tenían nuestros pacientes, pero he ido haciéndome una idea según el parataje y los cuidados de cada uno.

    Me ha llamado mucho la atención la paciente del BOX 1: Es una paciente con soporte respiratorio, estable y consciente. La enfermera me ha contado que ha tenido un herpes facial muy florido y que lo está pasando realmente mal por ello. Sufre dolores muy fuertes en la zona parietal izquierda y se agita mucho.

    * Sanz Pozo B., Quintana Gómez J. L., Martín González I.. Manejo del
       episodio agudo de herpes zoster y la neuralgia post-herpética.
       Medifam  [revista en la Internet]. 2002  Mar [citado  2013  Mar  05] ; 
       12(3): 27-39. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-57682002000300002&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4321/S1131-57682002000300002.

    * Pérez Pérez Odalys, Núñez Novales Lissette, Machín Martínez
       Gladys, Hernández Cantillo Juana. Incidencia del herpes zoster en un
       hospital provincial. Rev Cubana Enfermer  [revista en la Internet].
       2003  Dic [citado  2013  Mar  05] ;  19(3): . Disponible en:
       http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192003000300004&lng=es

    Tras buscar esta información he sabido que el herpes causa un dolor profundo en la persona que lo sufre, y que a pesar de ser más típico en hombres a partir de los 45 años, se da también en personas cuya inmunidad se encuentra debilitada, como es el caso de está paciente por la situación en la que se encuentra.
    El dolor es realmente fuerte, y se comprueba ya que la paciente está con tensiones estables, pero cuando se agita y se queja del dolor la tensión alcanza valores por encima de los 200 mmHg.

    Es angustioso verla pasar por esos dolores agudos y punzantes que le dan cada x minutos sabiendo que no puedes hacer nada, ya que la analgesia que tiene para ello está ya pautada. De todos modos, se ha solucionado en parte pidiendo a farmacia unos parches de lidocaína que se colocan rodeando la zona afectada, y desde su colocación los arrebatos de dolor han estado mas espaciados.

    A la hora de administrar la medicación se supone que lo primero que debemos pasar son los antibióticos, y después pasaríamos la analgesia. Vi que mi enfermera lo hacía al revés y e plantee el por qué, ¿acaso estaba equivocada?
    Al preguntarle por qué lo hacía así me dijo que prefería que le hiciese efecto cuanto antes la analgesia y pasarle después, tranquilamente, los antibióticos. Entiendo que lo haga porque vemos a la paciente sufriendo mucho por el dolor y teniendo que atarle las manos, y no es agradable ni para ella ni para nosotras. A pesar, en este caso, de no seguir al pie de la letra lo estipulado a la hora de administrar medicación, estoy totalmente de acuerdo con hacerlo así.
    También me llamó muchísimo la atención el cariño con el que la enfermera trataba a la paciente, ya que cada vez que le daba el dolor se colocaba a su lado, le daba la mano y le hablaba intentando consolarla hasta que se le pasaba (ya que no se puede hacer más que eso). El día de mañana espero ser así de ateta con mis pacientes y que se sientan bien cuidados.